colaboran Francisco Payri y Antonio Torregrosa
La historia de CMT-Motores Térmicos comenzó en 1979, cuando los profesores Payri y Desantes iniciaron su labor docente en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Valencia, dentro de la entonces Cátedra de Motores Térmicos. En ese momento, la Escuela estaba ubicada en los edificios conocidos como “Primera Fase” de la Universidad Politécnica de Valencia, y contaba con una limitada disponibilidad de espacios y recursos. Ese mismo año, Justo Nieto asumió la dirección de la Escuela.

Francisco Payri y Justo Nieto
En 1981, el pequeño grupo se trasladó a unas nuevas instalaciones que incluían dos despachos y un laboratorio en una nave industrial, que inicialmente carecía de servicios básicos. A modo de ejemplo de la evolución del grupo, para 1984, solo cinco años después de su creación, ya disponían de dos catedráticos, dos profesores, cuatro investigadores, cuatro bancos de pruebas de motores en dos salas insonorizadas, un banco de flujo estacionario y diverso material para adquisición de datos y análisis de contaminantes.
Con la aprobación de la Ley de Reforma Universitaria en 1986, la Cátedra de Motores Térmicos se integró en el recién creado Departamento de Máquinas y Motores Térmicos. Para entonces, el grupo ya desarrollaba no solo proyectos de investigación con entidades públicas, sino también convenios de colaboración con empresas como EMPETROL (actualmente Repsol), ENASA (hoy IVECO) y Motor Ibérica S.A. (actualmente Nissan), centrados principalmente en estudios de lubricación y desarrollo del sistema de renovación de la carga de sus motores.
En paralelo a su compromiso con la mejora continua de la docencia, CMT-Motores Térmicos amplió sus líneas de investigación con la incorporación de nuevos profesores que estudiaban procesos como la combustión, el modelado del ruido de escape y el desarrollo de técnicas de mantenimiento. Esto fue posible gracias a importantes inversiones en medios experimentales, financiadas tanto por fondos públicos como por recursos provenientes de colaboraciones con empresas como EMT (Empresa Municipal de Transportes de Valencia), CAMPSA (ahora Compañía Logística de Hidrocarburos), PSA Peugeot Citroën y Renault.
A inicios de los años noventa, el grupo comenzó los trámites para crear una estructura de investigación que actuara como puente entre el mundo académico y empresarial, fomentando el apoyo al tejido empresarial de la región, en línea con la visión de una universidad que, como decía el rector Justo Nieto, “hacía la calle”. Con el respaldo total de la Universidad y su rector, en noviembre de 1995 se fundó la asociación sin ánimo de lucro Centro de Mantenimiento del Transporte, con el apoyo del Instituto de la Mediana y Pequeña Empresa Valenciana (IMPIVA), la EMT de Valencia, la Federación Valenciana de Empresarios Transportistas (FVET) y varios empresarios pioneros en la aplicación de técnicas de mantenimiento predictivo no intrusivo en sus flotas.
En respuesta al crecimiento del grupo, en 1998 se inauguró un edificio propio de tres plantas y 3.700 m², destinado a oficinas y laboratorios, que incluía ocho salas para ensayo de motores.
En 1999, el grupo alcanzó dos importantes hitos que consolidaron su posición como una entidad destacada en el ámbito de la investigación y la transferencia de tecnología: el registro como Centro de Innovación y Tecnología (CIT) y como Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) por la Comisión Permanente de la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología del Ministerio de Educación y Cultura. Además, se convirtió en miembro numerario de la Federación Española de Entidades de Innovación y Tecnología (FEDIT).
Ese mismo año, 1999, comenzó a operar un nuevo instituto multidisciplinario promovido por el Organismo Público Valenciano de Investigación (OPVI), dependiente de la Generalitat Valenciana, llamado Instituto de Infraestructura del Transporte y Material Móvil (ITMM), del que también forman parte otros grupos de la Universidad.
Esta etapa de consolidación culminó en el año 2000 con la organización de la primera Conferencia THIESEL, concebida como un foro de intercambio entre la academia y la industria. Desde entonces, esta conferencia se ha celebrado cada dos años y ha contribuido de manera decisiva a la proyección internacional del grupo.

Apertura congreso THIESEL, Javier Quesada, Justo Nieto y Francisco Payri
Otro hito relevante fue la puesta en marcha, en 2002, de un Centro de Apoyo Tecnológico (CAT) en el Circuito de la Comunidad Valenciana Ricardo Tormo, en virtud de un acuerdo con el circuito para ofrecer servicios técnicos a los equipos que compiten en diversas categorías de turismos, camiones y motocicletas.
Por esa época, el Ministerio de Ciencia y Tecnología reconoció a CMT-Motores Térmicos como una Gran Instalación Científica, lo cual le otorgó una ventaja significativa para obtener apoyo externo tanto en recursos materiales como humanos.
Tiempo después, en abril de 2005, con Justo Nieto como Conseller de Empresa, Investigación y Ciencia, CMT-Motores Térmicos adquirió la categoría de Instituto Universitario de Investigación, junto a otras destacadas estructuras de investigación de la UPV.
Como Instituto Universitario de Investigación, el grupo pudo implementar en el curso 2006-2007 el Máster Universitario en Motores de Combustión Interna Alternativos, concebido como una introducción al Programa de Doctorado, y el Máster Universitario de Ingeniería del Mantenimiento, con una orientación claramente profesional, que hasta entonces era un título propio de la universidad.

Vicente Macián, Francisco Payri, Justo Nieto, José María Desantes. De espaldas, Marcelino Conesa y Pedro Miguel.
Ese mismo curso se inició la docencia en Ingeniería Aeronáutica en la ETSID, y el grupo, en línea con su visión de la universidad, no solo asumió una parte sustancial de la docencia, sino que también impulsó actividades de investigación relacionadas con el sector aeronáutico. Como suele ocurrir al emprender un nuevo camino, el proceso no fue fácil, pero el esfuerzo finalmente dio sus frutos.
Así, tras un cuarto de siglo, el pequeño equipo que comenzó en la Cátedra de Motores Térmicos se había convertido en un grupo de prestigio reconocido, con 23 profesores, 50 investigadores y estudiantes de doctorado, y 15 técnicos de laboratorio e informática. De sus modestos inicios en cuanto a espacios, pasó a contar con 2.800 m² de despachos y 2.300 m² de laboratorios, con una inversión acumulada de 15,3 millones de euros en equipamiento. Para entonces, el grupo ya había completado 275 convenios de I+D+I, defendido 59 tesis doctorales y publicado cerca de 400 artículos y comunicaciones en congresos.
Puede decirse, pues, que, hacia el final del periodo aquí descrito, y gracias a su visión estratégica y capacidad de adaptación a las circunstancias cambiantes, CMT-Motores Térmicos se había consolidado como un referente internacional en investigación y desarrollo en el campo de la termofluidodinámica de las plantas propulsivas, una posición que mantiene hasta el día de hoy.

José María Desantes recibiendo un premio en el primer acto de graduación del grado Aeroespacial de mano de Pedro Duque.