colaboran Nemesio Fernández y Agustín Blasco
Cuando el profesor Justo Nieto llegó al rectorado en 1986, tuvo que tomar, entre otras, una decisión trascendental acerca del tamaño de la universidad. La institución no podía quedarse en un centro que albergara un número limitado de estudiantes, entre 5,000 y 10,000. Había que dar paso a una universidad de mayor tamaño, capaz de formar un gran número de estudiantes, más allá de la demanda local de la Comunidad Valenciana. El necesario aumento de plantillas (PDI y PAS), laboratorios, servicios e infraestructuras en general implicaba un incremento sustancial de la superficie disponible. Mejorar el servicio a la sociedad suponía la expropiación de una gran cantidad de terrenos de huerta, de elevada fertilidad; aunque, lógicamente, se recuperó toda la capa de suelo agronómicamente útil para ser utilizada en otras superficies.
En aquellos años, una España recién incorporada a la Unión Europea recibía generosos fondos para el financiamiento de obras, fondos que afortunadamente también llegaron a las universidades. Esa disponibilidad financiera permitió planificar un campus universitario con grandes posibilidades de todo tipo: docentes, investigadoras, deportivas, recreativas y de servicios generales. La toma de decisiones y las responsabilidades asumidas por el equipo de Justo Nieto, junto con una buena utilización de los recursos disponibles, es lo que ha permitido que la UPV sea hoy en día lo que es: una universidad potente y tecnológicamente puntera tanto a nivel nacional como internacional. El éxito de una universidad no solo depende de la calidad de sus programas académicos, sino también de la capacidad de sus líderes para promover y apoyar el crecimiento y desarrollo de cada una de sus áreas.
Por su parte, el Departamento de Ciencia Animal (DCA) de la UPV fue creado, igual que el resto de los departamentos universitarios, en el año 1986 al amparo del Real Decreto 2360/1984. Este departamento englobaba a las antiguas Cátedras de Fisio-Genética, Alimentación Animal y Producciones Animales. El hecho de que estas cátedras abarcaran a los únicos miembros de la UPV que trabajaban con animales de producción facilitó su integración en el nuevo departamento, ya que la estrecha colaboración entre esas cátedras se había iniciado muchos años atrás. Su personal estaba disperso entre el edificio del Paseo de Valencia al Mar (hoy avenida de Blasco Ibáñez) n.º 19, y varias plantas del edificio 3H de la actual Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural. El Rectorado de la UPV propició la unificación en un edificio singular (actual 7G) para potenciar el desarrollo de sus capacidades y resultados académicos. Dentro del DCA se constituyeron las unidades docentes de Fisiología Animal, Mejora Genética Animal, Alimentación Animal, Acuicultura y Producción Animal. Las tres primeras se han dedicado de modo singular a la investigación y mejora en el sector cunícola. Como resultado destacable, cabe decir que en determinados momentos estos grupos suministraron animales de reposición al 73 % de los criadores de conejos de España.
En general, se suele decir que cada departamento universitario tiene sus propias características y particularidades; es cierto, pero quizás el DCA es uno de los que con mayor justificación puede defender su singularidad. El hecho de trabajar con animales de producción supone estar sometido a un elevado número de normas y leyes que, si bien son necesarias, conllevan una importante complejidad administrativa para el desarrollo de la actividad. En ese sentido, siempre se encontró en Justo Nieto la comprensión y ayuda ante esa problemática. Esta sensibilidad seguramente se acentuaba por sus orígenes como persona de campo.
Las primeras granjas de la UPV fueron construidas en los años 70 del pasado siglo y están situadas en la actual zona 7H, muy cerca del complejo deportivo que comprende el campo de fútbol, las pistas de atletismo y los edificios de deporte bajo techo. Sin embargo, en el momento de su construcción, su ubicación se encontraba en el extrarradio de la zona expropiada y muy alejada de los edificios existentes en aquel momento, que se limitaban al entorno de la zona denominada como “Ágora”. Es obvio, por lo tanto, que el paulatino crecimiento y desarrollo de la UPV fue acercando las nuevas instalaciones a la ubicación de las granjas.
Debido a que la actividad del departamento y, por ende, los proyectos de investigación crecían, era necesario contratar personal que se ocupara de dar de comer a los animales, limpiar las granjas, etc., y empezamos a tener los problemas que cualquier gestor tiene, entre ellos problemáticas de carácter laboral, algo para lo que el personal universitario no suele estar preparado. Cuando se le comentaba esta preocupación por la posibilidad de cometer algún error serio en la gestión de las granjas, Justo decía: “El que no crea problemas es el que no hace nada, tú líate la manta a la cabeza y sigue adelante, que yo estoy detrás”. La verdad es que lo más frecuente es que te pidan que no crees problemas, por lo que nos pareció que la actitud era la de un rector valiente que asumía las responsabilidades inherentes a las actividades docentes e investigadoras de su personal. Justo también decía a menudo: “Hay que dar de comer más al que más corre, hay que apoyar al que destaca, para que sea una punta de lanza en la universidad y tenga un efecto de arrastre”. Es cierto que la UPV pasó de ser una universidad, en sus comienzos, fundamentalmente tecnológica a ser la universidad actual, en la que esa tecnología goza de un importante soporte científico e investigador. El compromiso y liderazgo del Rectorado de la UPV ha propiciado que el Departamento de Ciencia Animal haya logrado mantenerse a la vanguardia de la investigación y la enseñanza en su área de conocimiento, convirtiéndose en un referente para otras universidades y centros de investigación tanto a nivel nacional como internacional.
En esa línea, a mediados de los 90 se inició en el DCA la edición de la revista internacional World Rabbit Science, teniendo como primer editor jefe al catedrático del departamento Agustín Blasco. En muchas ocasiones, diferentes profesores del departamento han actuado como presidentes en congresos internacionales como la European Association for Animal Production, el World Congress on Genetics Applied to Livestock Production, el World Rabbit Congress o el International Symposium on Machine Milking of Small Ruminants. Años después, también es relevante destacar la invitación personal que el director general de la FAO hizo al profesor Nemesio Fernández para participar en la reunión de jefes de estado sobre el Día Mundial de la Alimentación en 2009.
Los hechos aquí relatados están en línea y son fiel reflejo de los principios que Justo Nieto siempre reivindicaba: aquello de “parecerse a las palmeras”, es decir, tener raíces y convicciones fuertes, pero con flexibilidad.

Profesorado y personal de granjas del departamento de Ciencia Animal de la época

En la granja, listos para una paella.

El equipo de mejora genética animal en sus comienzos. De pie: Fernando García, Agustín Blasco, Joan Estany, Marcial Pla, Javier Deltoro. Sentados: Inmaculada Molina, Manolo Baselga, Ana López.

El equipo de mejora genética en el noveno simposio de cunicultura. Al fondo: Fernando García, Joan Estany, Marcial Pla, Ceferino Torres, Javier Deltoro. En primera fila: Agustín Blasco, Ana López, Manolo Baselga, Inmaculada Molina.