Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos (ETSIA)

colabora Baldomero Segura García del Río, director de la Escuela entre 1990 y 1998

Desarrollo de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos (ETSIA) 

Entre 1986 y 2004, la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos (ETSIA) contó con tres equipos directivos liderados por: Teodoro Montalvo López (1986-1990), Baldomero Segura García del Río (1990-1998) y Rafael Bru García (1998-2004). Este período fue de gran expansión del alumnado y adaptación a la Ley de Reforma Universitaria (LRU) y a los nuevos estatutos de la UPV.

Adaptación de la estructura y funcionamiento de la ETSIA a la nueva estructura de la UPV

La Escuela de Agrónomos, la escuela técnica superior más antigua de la UPV, estaba estructurada internamente en 36 grupos de cátedra, con numerosos laboratorios, invernaderos y una finca de prácticas cedida por la diputación provincial. Tanto los invernaderos como la finca, junto con algunos miembros del personal auxiliar de laboratorio y campo, se compartían entre varias cátedras. Al establecerse el nuevo modelo departamental, el profesorado y los laboratorios de prácticas se adscribieron a los departamentos correspondientes, sin mayores problemas, excepto algún desacuerdo personal al escoger un área de conocimiento.

Sin embargo, los invernaderos, la finca y algunos miembros del personal auxiliar continuaron compartidos entre varios departamentos. La ETSIA mantuvo el control de la asignación de estos recursos hasta mediados de la década de los 90, cuando se destinaron fondos suficientes para construir una batería de nuevos invernaderos y almacenes, y para contratar nuevo personal auxiliar. 

Esto permitió la asignación definitiva de espacios y personal auxiliar a los departamentos. Además, con la externalización del servicio de limpieza, la dirección se enfocó en gestionar los espacios docentes de uso común (aulas y laboratorios informáticos).

Celebrando con Julio Fernández Carmona, Justo Nieto, Florentino Juste y Agustín Alfaro.

Durante la primera parte del período, la falta de infraestructuras docentes fue un problema apremiante. Coincidiendo con una expansión significativa del alumnado, los espacios (aulas y laboratorios) quedaron pequeños, y la disponibilidad de áreas adicionales estaba limitada por la escasez de recursos económicos para obras y mantenimiento. En 1990, se propuso convertir en aulas algunos almacenes y parte del aparcamiento. La propuesta fue bien recibida por el rector Justo Nieto, quien elogió el esfuerzo, aunque el vicerrector de Asuntos Económicos la calificó como “una carta a los Reyes Magos”, y la archivó en su lista de peticiones similares.

A mediados de la década de los 90, durante el segundo mandato de Segura como director, los recursos económicos empezaron a fluir, lo que permitió iniciar obras de adecuación y reubicar departamentos, facilitando así la ampliación de espacios docentes, incluyendo aulas y laboratorios informáticos.

Desarrollo de Programas de Innovación Educativa

Desde la primera edición de los Programas de Innovación Educativa (PIE), varios profesores de la ETSIA participaron en ellos. Estos programas piloto, de carácter voluntario, permitían la adhesión de profesores sin un plan estructurado a nivel de curso o escuela. Sin embargo, las asignaturas con mayores tasas de fracaso escolar apenas participaron en esta etapa. Desde la Escuela, se hicieron esfuerzos para facilitar su implementación, habilitando aulas como laboratorios informáticos y reorganizando horarios para facilitar nuevos modelos de enseñanza-aprendizaje que vincularan teoría y práctica de forma simultánea.

Los resultados académicos en las asignaturas participantes fueron, en general, muy satisfactorios. Los alumnos valoraron positivamente la formación recibida, el enfoque práctico y los resultados en la evaluación final. Por su parte, los profesores hicieron un esfuerzo considerable para adaptar materiales y metodologías al nuevo modelo.

Baldomero Segura, director de la Escuela entre 1990 y 1998

No obstante, la falta de un plan integral de curso o escuela limitó su éxito. Las asignaturas con problemas de aprendizaje, sobre todo en los primeros cursos del plan 64, continuaron en el modelo tradicional hasta que el cambio de plan de estudios exigió una adaptación de contenidos en muchas de ellas. En este proceso, la experiencia acumulada en los PIE resultó de gran ayuda.

Durante esta etapa, la vinculación de asignaturas a los departamentos estaba firmemente establecida, dificultando el cambio de asignación docente. A veces, fue necesario desdoblar grupos, asignando profesores diferentes con métodos y evaluaciones distintas para resolver problemas docentes en algunas materias. En todos estos casos, el apoyo del rector fue fundamental. Los contratos programa, las guías docentes y la normativa de régimen académico y evaluación aún no estaban plenamente integrados en la dinámica de los centros.

Elaboración de los planes de estudio con la estructura prevista en la LRU: Plan de 1995 y Plan de 1999

Aunque existía inquietud por reformar el plan de estudios de 1964 desde la etapa anterior, los estudios sobre la nueva estructura de los títulos universitarios causaron inicialmente cierta perplejidad, especialmente con las propuestas de nuevos títulos oficiales para las especialidades del plan 64 de Ingeniero Agrónomo. Finalmente, el Real Decreto 1451 de 1990 conservó la denominación oficial única, y aunque se había establecido un plazo de tres años para la elaboración del nuevo plan, no se alcanzó un consenso suficiente hasta 1995.

La elaboración del primer plan de estudios adaptado al decreto fue complicada. En primer lugar, el límite de 375 créditos totales (incluyendo la libre configuración) implicaba una reducción significativa de carga docente respecto a los casi 500 créditos del plan 64. En segundo lugar, el plan 64 continuaba siendo el modelo de referencia, y se quería conservar casi intacto, por lo que se optó por un esquema de 2 más 3 (modelo adoptado también por la mayoría de las escuelas técnicas superiores de la UPV y a nivel nacional), reduciendo al mínimo la obligatoriedad de las asignaturas para dar cabida a bloques de materias optativas que permitieran mantener las especialidades anteriores.

Finalmente, aunque los departamentos ya llevaban constituidos varios años, la estructura previa seguía influyendo y la identificación entre asignaturas y cátedras permanecía. Las materias troncales se interpretaban como asignaturas individuales, distribuyendo la carga docente entre las asignaturas anteriores. El plan consensuado configuró las materias obligatorias en asignaturas cuatrimestrales con cargas docentes de entre dos y siete créditos y medio.

Las materias optativas se organizaron en seis bloques (con una carga estándar de seis créditos cada uno) que permitían obtener la especialidad correspondiente. Se añadió una especialidad nueva, Biotecnología, y también se formuló un bloque de optatividad no vinculado a ninguna especialidad, al que los estudiantes podían optar libremente. En efecto, el plan ofrecía al estudiante la posibilidad de obtener el título de Ingeniero Agrónomo con seis especialidades diferentes o sin mención de especialidad.

Con la implementación del plan, se evidenció la complejidad de la diversidad de carga docente en las asignaturas troncales, lo que se corrigió estableciendo una carga mínima de 4,5 créditos, evitando así la proliferación de asignaturas. Poco después se planteó un nuevo plan, el de 1999, que mantuvo la estructura anterior pero mejoró la configuración de los bloques y asignaturas, permitiendo superar el límite de 375 créditos. Como novedad, se estableció una nueva especialidad: Recursos Naturales y Medio Ambiente.

Visto desde la distancia hubo una falta de objetivos claros por parte de la universidad. Se mantuvo una postura rígida respecto a la carga docente máxima de los planes sometidos a aprobación, sin buscar un modelo propio y distintivo frente a otras universidades.

Incorporación de nuevos títulos: Licenciado en Tecnología de Alimentos e Ingeniero de Montes

Uno de los cambios importantes durante este periodo fue la ruptura de la identidad entre la Escuela y el título oficial. En nuestra especialidad, como mencioné anteriormente, se mantuvo la denominación pre-LRU, por lo que inicialmente solo se consideró incorporar el título de Ingeniero de Montes, al igual que otras escuelas de agrónomos, con la que se compartía una troncalidad en el primer ciclo.

Nave de estabulación para cabras gestionada por la ETSIA.

Paralelamente, se creó un nuevo título de segundo ciclo: Licenciado en Tecnología de Alimentos, al que se podía acceder desde el primer ciclo de Ingeniero Agrónomo, de Montes, de las correspondientes ingenierías técnicas y otros primeros ciclos de licenciaturas. La troncalidad de este nuevo título permitía que, con un mínimo esfuerzo, pudiera implementarse aprovechando los recursos del Departamento de Tecnología de Alimentos y de algunos otros de la ETSIA. La UPV, la ETSIA y el Departamento de Tecnología de Alimentos propusieron la implantación de este programa. Sin embargo, la Universitat de València (UV) también mostró interés en ofrecer esta titulación, lo que llevó a una implantación compartida entre la ETSIA de la UPV y la Facultad de Farmacia de la UV. Se aprobó un plan de estudios con un primer curso común, que se impartiría alternativamente en la ETSIA y en la Facultad de Farmacia, y un segundo curso dividido en dos especialidades: una en la ETSIA y otra en la Facultad de Farmacia.

Afortunadamente, la racionalidad prevaleció, y tras un año de prueba se decidió que cada universidad ofreciera el título de forma independiente, con lo cual la licenciatura en Tecnología de Alimentos quedó definitivamente incorporada a la oferta docente de la ETSIA en 1997.

La incorporación del título de Ingeniero de Montes fue un proceso más lento. Aunque compartía troncalidad en el primer ciclo, la UPV había establecido los estudios de Ingeniería Técnica Forestal en el campus de Gandía y no estaba claro si el segundo ciclo o el título completo se asignaría finalmente a la ETSIA. Solo cuando se definió el catálogo de títulos por centros y campus se pudo elaborar un plan de estudios para Ingeniero de Montes, que coincidió prácticamente con la elaboración del plan de estudios del 99 de Ingeniero Agrónomo. Ambos fueron aprobados y publicados en octubre de 1999, para comenzar en el curso siguiente.

Posteriormente, también se iniciaron estudios preparatorios para incorporar la titulación de Licenciado en Biotecnología, cuyo plan de estudios fue aprobado en 2005.

Sala de ordeño automatizada gestionada por la ETSIA.

Desarrollo del Programa Erasmus

Desde sus inicios, la ETSIA mostró un fuerte compromiso con los programas de intercambio y movilidad estudiantil. Ya en 1990, participábamos en cuatro programas interuniversitarios, uno de los cuales coordinábamos desde la Escuela. En cuanto a la organización, el subdirector de investigación, quien formaba parte de la dotación inicial de la Escuela, asumió la coordinación de estos programas hasta que se dispuso de recursos suficientes para establecer una Oficina de Relaciones Internacionales.

A lo largo de los años, el número de programas de intercambio aumentó significativamente. Al final del período, superábamos los 70 centros europeos con los que manteníamos relaciones en el ámbito de ciencias y tecnologías agroalimentarias y forestales, abarcando casi todos los países de Europa, con especial énfasis en Francia, Italia y Portugal. En general, éramos receptores netos de estudiantes de intercambio; hacia el final del periodo, enviábamos entre 60 y 70 estudiantes al extranjero y recibíamos entre 120 y 130.

Durante la primera etapa, con el plan de estudios de 1964, el principal desafío era el reconocimiento de los estudios realizados en el extranjero. Algunas de las convalidaciones incluso terminaron en tribunales. Sin embargo, con la implementación de los planes adaptados a la LRU, los problemas de reconocimiento se fueron resolviendo gradualmente.

En este mismo periodo, también se comenzaron a desarrollar las prácticas en empresa, en las que ya existía cierta experiencia a través de acuerdos con el Servicio de Extensión Agraria, que permitían a los estudiantes realizar estancias en agencias comarcales durante los meses de verano.

Edificio 3P donde se ubica la actual ETSIA.