colabora Pedro Alfonso Ramiro Pollo
Fundación CEDAT: Una iniciativa de inclusión y cambio social
La Fundación CEDAT, Centro de Estudios para el Desarrollo de Ayudas Técnicas y Sistemas para la Integración Sociolaboral de Personas con Discapacidad, surgió en 1995 gracias a la visión y sensibilidad de Justo Nieto, quien, junto con miembros de la UPV como Juan Rovira, Pablo Jovani y Carmen Casacuberta, y el respaldo técnico de Pedro Vera del IBV, decidió impulsar esta iniciativa en el ámbito universitario. Apoyados por un patronato que incluía a la UPV, Ford España, ONCE, la Conselleria de Bienestar Social y algunos particulares, y asesorados por Carlos García, comenzaron a construir un proyecto cuyo propósito era la inclusión y el apoyo a las personas con discapacidad.

Servicio de atención del CEDAT
En 1996 se formalizó la dirección de la Fundación, confiándose el liderazgo a Pedro Alfonso Ramiro. Desde las primeras reuniones, se definieron diversas áreas de actuación: censar a la población con discapacidad de la UPV, evaluar sus capacidades residuales, analizar barreras arquitectónicas y de comunicación, y establecer programas de formación en artes gráficas y jardinería. Además, se proyectó la creación de tres empresas —CEDAT Flor, CEDAT Artes Gráficas y CEDAT Consulting— con el objetivo de generar empleo inclusivo para personas con discapacidad.
La sede de la Fundación ha tenido una historia singular, que refleja el espíritu de recuperación y oportunidad que caracteriza a CEDAT. Inicialmente, sus instalaciones se ubicaron en la antigua nave de mecánica, para luego trasladarse a un pequeño espacio conocido como “el cuartito de la Vella”. Finalmente, se asentó en Mas del Noy, una alquería del siglo XIX rodeada de acequias y que, en sus últimos años, había albergado una pequeña hípica. Este edificio, que alguna vez presenció tertulias de Blasco Ibáñez y otros liberales bajo la sombra de su higuera, fue expropiado por la UPV y cedido en precario a la Fundación. Con el apoyo de la Universidad y la dedicación de Ana Quintana, Mas del Noy fue rehabilitado y se convirtió en el edificio 9E del Campus de Vera, símbolo de la misión de CEDAT: no solo restaurar, sino dar sentido y nuevas oportunidades a personas y espacios.

Presentación del proyecto de accesibilidad de Ferrocarrils de la Generalitat
Desde sus inicios, la Fundación CEDAT ha buscado alianzas con entidades que promueven la inclusión de personas con discapacidad y colectivos en riesgo de exclusión. Entre sus socios se encuentran organizaciones como CODIFIVA, ASPAYN, ONCE, COCEMFE, CERMI, AVAR, y diversas asociaciones en países como Colombia, Italia, Portugal, Polonia, Dinamarca, Grecia y República Checa.
Una de las iniciativas más destacadas de la Fundación fue la creación en 1995 del Servicio de Atención al Alumno con Discapacidad, uno de los primeros en su tipo en el Arco Mediterráneo. Este servicio, apoyado por alumnos voluntarios, asiste cada año a entre 100 y 150 estudiantes con discapacidad en los campus de Alcoy, Gandía, Orihuela y Valencia. Desde aquí, se facilitan ayudas técnicas y adaptaciones para garantizar que los estudiantes puedan acceder a una formación en igualdad de condiciones.

Equipo del CEDAT
En cuanto a la empleabilidad, CEDAT promovió una transición del centro ocupacional al centro especial de empleo, y de ahí a un modelo de empleo con apoyo en empresas ordinarias. Una de las primeras empresas fue CEDAT Artes Gráficas SL, donde Ignacio Llorens, profesional de las artes gráficas y padre de un joven con discapacidad, jugó un papel crucial. Este centro especial de empleo, con equipos y maquinaria modesta, permitió contratar a personas con discapacidad para trabajar en impresiones, manipulación de paquetería y distribución de materiales en el Campus de Vera. Esta actividad, conocida por el esfuerzo de los “andarines” como Silvia, Mari Carmen, Cristina, Néstor y Diego, dio visibilidad al colectivo en el entorno universitario, demostrando su efectividad y compromiso.
Otra iniciativa fue CEDAT Flor, dedicada a la venta y cuidado de plantas naturales, donde colaboradores como Vicente Carcelén y “los Sergios” fueron fundamentales para su desarrollo. Con el tiempo, la Fundación se tecnificó, promoviendo proyectos de ingeniería y diseño que sustentaban sus actividades. Estudiantes con y sin discapacidad desarrollaban en CEDAT sus primeras experiencias profesionales en áreas como ingeniería, arquitectura y administración, aplicando sus conocimientos en el diseño de sistemas y soluciones que mejoraban la calidad de vida de las personas con discapacidad.

En la floristería del CEDAT
Además, la Fundación se ha involucrado en actividades de sensibilización, promoviendo programas de voluntariado para apoyar al colectivo de personas con discapacidad y formando a personal y profesorado para fomentar una interacción inclusiva. La accesibilidad ha sido otro campo destacado, con proyectos en los que los estudiantes de arquitectura e ingeniería aprendieron a diseñar espacios sin barreras. La Fundación también ha colaborado en planes de accesibilidad municipales, desarrollando proyectos para localidades como Quart, Aldaia, Chiva, Alzira y muchas otras, donde evaluaron las barreras existentes y plantearon soluciones inclusivas.
CEDAT ha recibido múltiples reconocimientos por su labor, incluyendo el premio “Valencia se Solidariza” y el galardón Reina Sofía de accesibilidad, otorgado junto con el municipio de Quart de Poblet. Además, el Campus de Vera de la UPV obtuvo la certificación en accesibilidad, reflejo del compromiso de la Universidad con la inclusión.
A lo largo de los años, la Fundación ha vivido momentos memorables que han dejado una profunda huella en su historia. Uno de estos fue el concierto de piano de un estudiante con discapacidad visual severa, en un auditorio sin acceso adaptado, lo que requirió de gran esfuerzo para llevar el piano a la sala. También se destaca la “paraeuitis”, una yincana en sillas de ruedas organizada para sensibilizar a la comunidad sobre las dificultades de movilidad. En Bellas Artes, los compañeros de Félix, un alumno tetrapléjico, se turnaban para ayudarlo con los cambios posturales necesarios durante las clases. La asignatura de Escultura, adaptada para un alumno que no podía usar las manos, permitió que este superara el curso en igualdad de condiciones con la ayuda de medios técnicos. Otro gesto significativo fue el uso de papel autocopiativo, que permitía a un estudiante voluntario compartir sus apuntes con un compañero con discapacidad motriz.
El legado de la Fundación CEDAT es un testimonio de inclusión, de esfuerzo compartido y de sueños colectivos. Como dice su equipo, la universidad no es solo un lugar donde se piensa; también se siente y se sueña con un mundo más justo e igualitario. Aunque muchos han sido parte de este proyecto —amigos, colaboradores y críticos—, todos han contribuido a su éxito. A todos ellos, y especialmente a Justo Nieto, la Fundación extiende su gratitud por permitirles soñar y trabajar por una universidad para todos.

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