colaboran Alfredo Quijano López y Marta García Pellicer
El Instituto de Tecnología Eléctrica (ITE) es un centro de investigación concertado que colabora estrechamente con el Instituto Tecnológico de la Energía. Este centro está asociado a la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (REDIT) y a la Federación Nacional Española de Institutos Tecnológicos (FEDIT), lo que refuerza su papel como un agente clave en el desarrollo tecnológico en los ámbitos de la energía y la tecnología eléctrica.
El ITE surgió como respuesta a una necesidad del entorno, impulsada por la demanda de un modelo que pudiera conectar y apoyar de manera efectiva tanto a la academia como a la industria. Esta visión definió el perfil de sus impulsores: personas capacitadas para liderar la transformación de un modelo centrado en la academia hacia uno que respondiera eficazmente a las necesidades del sector industrial.
Desde sus inicios, el ITE se consolidó como un modelo en el que coexisten los enfoques académico e industrial. A lo largo del tiempo, se trabajó para fortalecer su capacidad de generar conocimiento y asegurar una transferencia efectiva de este hacia el sector productivo, manteniendo siempre un equilibrio entre ambos ámbitos.
Desde su creación, el ITE ha buscado la excelencia en áreas de alta especialización consideradas esenciales para el desarrollo industrial. Esta búsqueda de excelencia ha requerido una estrategia de expansión en recursos humanos y materiales, permitiendo al contar con personal altamente cualificado y equipos tecnológicos de última generación.
El contexto específico en el que se estableció el ITE incluía una coexistencia de acciones significativas, tanto sectoriales como manufactureras. Este entorno generó una demanda de conocimiento especializado y transversal, lo cual impulsó al Instituto a desarrollar una política de colaboración continua y a adaptarse a las necesidades de distintos sectores industriales, promoviendo una relación de colaboración permanente.
Con el tiempo, la economía mundial ha comprendido que la energía no es simplemente un “recibo” o una “factura” mensual, sino un recurso fundamental que impacta profundamente en las transformaciones económicas y sociales en todos los territorios. Este reconocimiento se ve reflejado en el concepto de “universalidad” de la energía, que hoy forma la base de la “transición energética” y de la estrategia de “electrificación” de tecnologías, sustentada en fuentes de energía renovables.
A partir de esta base, el ITE ha desarrollado sus conceptos, hitos y estrategias para continuar siendo un referente en el desarrollo tecnológico en el ámbito energético y en la transferencia de conocimiento hacia el sector productivo.
Origen y ADN del Instituto de Tecnología Eléctrica
En 1994, surgió un consenso en torno a la necesidad de fortalecer el sector eléctrico en la Comunidad Valenciana. A través de conversaciones sostenidas entre diversas empresas, la Universitat Politècnica de València (UPV) y la Generalitat Valenciana, representada por la Conselleria responsable en materia de industria, se identificó la importancia de facilitar el desarrollo de nuevos productos para las empresas, asegurando su calidad y durabilidad en el competitivo sector eléctrico.
Durante esta época, el avance de la tecnología eléctrica estaba principalmente vinculado a países europeos de referencia como Alemania, Francia e Italia, así como a algunas regiones de España, destacando el País Vasco, conocido por su desarrollo industrial, y Madrid, por su rol en la vigilancia normativa.
Las empresas de la Comunidad Valenciana expresaban la necesidad de contar con el conocimiento y los recursos necesarios para el diseño y desarrollo de productos eléctricos cerca de sus instalaciones. Este tipo de conocimiento, para ser efectivamente transferido, requería la existencia de laboratorios especializados, más avanzados que aquellos destinados a la docencia, y equipados con personal cualificado para validar los conocimientos científicos aplicados en el diseño de equipos, además de contar con herramientas avanzadas de cálculo y simulación.
Así, la conexión entre el conocimiento y la mejora de la competitividad empresarial se estableció como el objetivo principal del instituto concebido en las reuniones de aquel año. La visión era clara: se requería una institución que sirviera como nexo entre la academia y la industria, facilitando el acceso al conocimiento y potenciando la innovación en el sector eléctrico.
La institución: el Instituto de Tecnología Eléctrica
El instituto recibió el nombre de Instituto de Tecnología Eléctrica y nació con el propósito de mejorar la competitividad industrial en el sector eléctrico, especialmente promoviendo la cooperación entre las grandes empresas tractoras y sus proveedores de equipos y servicios.
La gobernanza del ITE se estructuró sobre una colaboración estratégica entre empresas, la UPV y la administración pública, que en ese momento era gestionada por el Instituto de la Mediana y Pequeña Empresa de Valencia (IMPIVA). La UPV facilitó que un grupo de profesores, liderados por el profesor Cavallé, pudiera orientar sus actividades científicas y tecnológicas al apoyo del ITE, además de asignar un espacio para el establecimiento del primer laboratorio.
ITE nació como un centro tecnológico plenamente valenciano, con el objetivo de transferir conocimiento a las empresas de la región y mejorar su competitividad mediante la innovación y, en ocasiones, mediante avances disruptivos.
La creación del Instituto de Tecnología Eléctrica
El 27 de junio de 1994, se constituyó el Instituto de Tecnología Eléctrica, tal como consta en su acta fundacional. La fundación fue suscrita por veintisiete empresas, la asociación del sector de instaladores eléctricos valencianos, la Conselleria de Industria y la Universitat Politècnica de València (UPV). Actualmente, el ITE cuenta con ciento diez asociados.
Desde sus inicios, se determinó que el ITE funcionaría bajo el modelo de asociación, dirigida por un Consejo Rector en el cual el Instituto de la Mediana y Pequeña Empresa de Valencia (IMPIVA) tenía un vicepresidente y un vocal como miembros natos. La UPV también formaba parte del gobierno del ITE con dos representantes natos, designados por el rector, Justo Nieto.
Los primeros representantes de la UPV en el Consejo Rector fueron los profesores Francisco Cavallé, como vicepresidente, y Alfredo Quijano, como vocal y secretario. Posteriormente, Alfredo Quijano asumiría la dirección del centro mixto.
Además, el Consejo Rector estaba presidido por una empresa, elegida de manera democrática entre las asociadas, junto a once consejeros que también representaban a sus respectivas empresas. Francisco Raga, de la empresa Iberdrola, fue designado como el primer presidente del ITE.
La primera reunión del Consejo Rector tuvo lugar a finales de noviembre de 1994, marcando el inicio de una trayectoria prometedora que, en la actualidad, cuenta con 130 profesionales dedicados a la I+D+I de excelencia y tres sedes de investigación, en las que se disponen de diversas áreas, entre ellas cinco mil metros cuadrados de laboratorios equipados con instrumentación y equipos científicos.
El pilotaje y la estrategia del ITE
La estrategia de incorporar al ITE en la red de institutos tecnológicos del entonces IMPIVA tenía como objetivo claro evitar que su actividad quedara supeditada a los intereses exclusivos de la academia. La intención era que la academia respondiera a las necesidades tecnológicas de la industria, fortaleciendo esta sensibilidad al otorgar a la industria un papel central en la toma de decisiones estratégicas y operativas del ITE desde el Consejo Rector. Este consejo incluye, además de los representantes industriales, la participación de la universidad y de la administración valenciana.
A diferencia de otros institutos tecnológicos de la Comunidad Valenciana, cuya orientación era principalmente sectorial para atender diversas demandas empresariales, el ITE adoptó una perspectiva de transversalidad, dado que las cuestiones energéticas, especialmente las relacionadas con el sector eléctrico, inciden en toda actividad empresarial y social.
Para alcanzar la excelencia en tecnología eléctrica y energética, el ITE orientó sus esfuerzos a la especialización de sus investigadores y tecnólogos en estos ámbitos, adaptándose continuamente a las necesidades de cada tipo de interlocutor, ya fueran empresas de servicios o industriales. Este enfoque de pilotaje se alejó de los criterios de proyectos de investigación no dirigida y de indicadores exclusivamente bibliométricos.
Este modelo facilitó el trabajo conjunto entre los profesores de la UPV y los profesionales (investigadores y tecnólogos) del ITE, quienes se enfocaron en comprender las necesidades empresariales, identificar los retos y proponer soluciones adecuadas mediante herramientas instrumentales y metodológicas avanzadas.
La medida del éxito se estableció en términos de contratos con empresas y proyectos públicos en colaboración con el sector empresarial. Aunque estos parámetros de éxito puedan suponer un sacrificio para quienes apoyan firmemente el modelo de instituto tecnológico, la exigencia de indicadores de transferencia en las universidades sigue siendo un desafío, especialmente cuando surge la pregunta de quién evalúa y mide estos indicadores: ¿la academia misma?
Para cumplir con estas demandas, los investigadores del ITE fueron seleccionados con criterios de especialización y adaptabilidad, capaces de responder a los altos estándares requeridos por la colaboración industria-academia.
Hacia la vanguardia en la generación y transferencia del conocimiento: camino de la excelencia
Desde sus primeros años, el Instituto de Tecnología Eléctrica se dedicó a la investigación y desarrollo de prototipos de equipos eléctricos. Inicialmente, las instalaciones contaban con solo treinta metros cuadrados, pero gracias al apoyo del IMPIVA, fue posible expandir su superficie a ochocientos metros cuadrados, permitiendo así la creación de los primeros laboratorios de compatibilidad electromagnética conducida, seguridad eléctrica, calibración y trabajos en baja tensión. Estos avances facilitaron el diseño y calibrado de pequeñas protecciones en baja tensión, un paso inicial en el camino hacia la excelencia.
No obstante, para continuar progresando tecnológicamente, era necesario trabajar en alta tensión, lo cual implicaba superar diversos desafíos. En un inicio, se contrató el uso de laboratorios externos para investigar sobre protección contra el rayo, sobretensiones y el comportamiento de protecciones en media tensión, incluyendo también la compatibilidad electromagnética radiada. Finalmente, hacia 1999, se construyó el primer laboratorio de alta tensión en la UPV, equipado con generadores capaces de producir megavoltios y kiloamperios impulsionales, constituyendo una instalación única en la institución.
El ITE también estableció otros laboratorios en la UPV dedicados a áreas estratégicas como pilas de combustible de hidrógeno, materiales eléctricos, tecnología de descargas parciales en equipos y redes de alta tensión, descargas electrostáticas y máquinas eléctricas.
La expansión del ITE pronto superó la capacidad de las instalaciones del Campus de Vera. En 2003, con el apoyo adicional de la Generalitat Valenciana, el ITE se trasladó a un edificio completo de investigación en el Parque Tecnológico de Valencia, en Paterna. Este cambio supuso un reto cultural para el equipo de investigación y un esfuerzo organizativo significativo para coordinar actividades entre las nuevas instalaciones.
En esta nueva sede, el ITE amplió sus áreas de investigación hacia energías renovables, abarcando campos como la fotovoltaica, la eólica, la producción de hidrógeno, la electrónica de potencia y la electrónica avanzada. Posteriormente, se sumó el área de química aplicada, con un enfoque en baterías de almacenamiento eléctrico. Hoy en día, el ITE es el laboratorio de referencia en la Comunidad Valenciana para baterías de litio, además de ser miembro de la red de excelencia nacional Almagrid y la secretaría técnica de la Alianza Valenciana de Baterías.
Ante la necesidad de mayor espacio, se construyó un edificio adicional en el Parque Tecnológico de Valencia, lo cual permitió fortalecer el conjunto de áreas de baterías, incluyendo Battery Testing, Battery Engineering, Battery Prototypes Scaling y el Simulation Laboratory, entre otras. También se consolidó el área de hidrógeno, donde actualmente el ITE ejerce como secretaría técnica de la Estrategia Valenciana de Hidrógeno.
Además, aprovechando el conocimiento en alta tensión y potencia, el ITE colaboró con el instituto tecnológico del textil para diseñar y construir un laboratorio de alta potencia para generación de arco eléctrico, destinado al desarrollo de equipos de protección individual para trabajadores. Esta instalación, ubicada en el polígono industrial Fuente del Jarro en Paterna, es una de las dos únicas en el mundo y cuenta con su propia subestación eléctrica.

Instalaciones del ITE
El ITE continuó incrementando sus capacidades en redes eléctricas inteligentes, conocidas como “redes del futuro”. Para ello, se incorporó el laboratorio de gestión energética y operación eléctrica, donde se desarrolló el “gemelo digital” GAMMA. Actualmente, el ITE es la secretaría técnica de la plataforma nacional FUTURED y lidera la red de excelencia Cervera de Redes Híbridas de Energías Renovables (HysGrid).
El ITE también se enfocó en la economía circular, colaborando con empresas para diseñar y construir la planta piloto CIRCULAR CARBON. En su expansión en competencias energéticas, abrió el área de biotecnología, orientada a la generación de energía a partir de fuentes biológicas y a la biosensórica, y actualmente lidera proyectos europeos en estos ámbitos.
El ITE ha impulsado la transferencia de conocimiento a través de la formación especializada y la acreditación de programas académicos, incluyendo tres másteres universitarios y uno propio. Estos programas abarcan tecnologías de baterías, medioambientales, y gestión de proyectos en energías renovables y transición energética.
Universalidad y consolidación: la transición energética y la electrificación de la sociedad y la industria
Con el tiempo, la energía, especialmente la eléctrica, se ha convertido en un motor fundamental para el desarrollo. Esta realidad ha sido reforzada por la estrategia europea de transición energética, donde la electrificación y la reducción de emisiones de dióxido de carbono son directrices clave.
En este contexto, el ITE ha establecido un plan estratégico actualizado. Su misión se define como la “generación y transferencia de conocimiento y tecnología para abordar los nuevos retos del ámbito energético”. Este plan, liderado por Marta García, directora actual del Instituto Tecnológico de la Energía, y en colaboración con el grupo universitario de la UPV dirigido por Alfredo Quijano, se basa en los siguientes valores:
• Compromiso: Compromiso con las personas, los clientes, las empresas y la sociedad.
• Integridad: Actuar con ética profesional, integridad, independencia e imparcialidad.
• Excelencia: Trabajar por la excelencia y la innovación mediante la profesionalidad, la generación de conocimiento y la mejora continua.
• Colaboración: Fomentar el trabajo en equipo y la colaboración inclusiva para alcanzar objetivos comunes.
El propósito del ITE es “facilitar la transición energética sostenible y eficiente a las empresas y la sociedad”. Este propósito rinde homenaje a quienes hicieron posible el nacimiento del ITE, lo construyeron y siguen guiándolo hacia el futuro, con especial gratitud a todos los empleados del ITE, pasados, presentes y futuros.

Miembros del ITE