colabora Javier Hernández Haba
Durante la época de Justo Nieto como rector, la microbiología industrial y de alimentos en Valencia vivió un periodo de expansión. El profesor Enrique Hernández, principal impulsor de estas disciplinas, encontró en el Prof. Nieto un apoyo decidido y una visión compartida sobre la necesidad de dotar a la UPV de capacidades en investigación y docencia en este sector, que demandaba un desarrollo acorde a sus necesidades. Así, Justo Nieto se convirtió en un aliado fundamental en este proyecto.
En 1994, bajo la dirección de Nieto, la UPV amplió su oferta académica al diseñar el plan de estudios para la Licenciatura en Ciencia y Tecnología de los Alimentos. También durante su rectorado se empezó a planificar la futura Licenciatura en Biotecnología. La implantación de estas titulaciones en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos permitió que el área de conocimiento de Microbiología pasara de contar con tres profesores a nueve, impulsando significativamente la investigación en microbiología de alimentos y biotecnología microbiana, así como la colaboración de la UPV con los sectores empresariales de la Comunidad Valenciana.
El Grupo de Microbiología de Alimentos, liderado por el Prof. Hernández, alcanzó gran prestigio. Entre sus investigaciones, destacaron los estudios sobre el tiempo de destrucción térmica (TDT) de microorganismos y las curvas de penetración del calor en conservas, optimizando los tratamientos térmicos. Este éxito convirtió al laboratorio en el Laboratorio de Referencia de la Asociación Nacional de Conserveros.
Además, el grupo investigó sustancias producidas por mohos aislados de productos vegetales, y logró obtener de una muestra de maíz un nuevo antibiótico de uso veterinario producido por Penicillium capsulatum. También se centraron en el estudio de las micotoxinas, metabolitos tóxicos presentes en alimentos contaminados por hongos, especialmente en cereales, frutos secos y piensos. En 1998, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer incluyó las aflatoxinas (producidas por Aspergillus flavus) en su lista de sustancias cancerígenas para humanos.
Otro proyecto notable fue la recuperación del sabor y textura tradicionales de quesos frescos autóctonos de la Comunidad Valenciana, que tradicionalmente se elaboraban con leche de oveja de la raza Guirra, en peligro de extinción y asociada a una zona casi abandonada. Junto con otros investigadores de la UPV, lograron evitar la desaparición de esta raza y restaurar la producción de este queso local.
El Prof. Javier Hernández Haba, tras una estancia de casi dos años en el Central Public Health Laboratory Service de Londres, regresó a la UPV en 1990 e introdujo técnicas innovadoras para la detección e identificación de microorganismos patógenos mediante biología molecular (hibridación de ácidos nucleicos, PCR, etc.). La UPV se convirtió en el centro de referencia nacional para el estudio de Campylobacter jejuni, una bacteria casi desconocida en España en ese momento y que hoy es un agente importante en la gastroenteritis causada por consumo de alimentos.
En 2003, se firmó un contrato de asistencia técnica con la Conselleria de Sanitat para redactar proyectos de investigación en seguridad alimentaria de interés para los laboratorios de salud pública, lo que estableció una fructífera colaboración entre el área de Microbiología de la UPV y la Dirección General de Salud Pública de la Generalitat Valenciana, relación que perdura hasta hoy. En 2004, se formalizó un convenio con la Conselleria de Sanidad para fomentar la investigación en seguridad alimentaria y desarrollar nuevas tecnologías en microbiología de alimentos, base para la creación del Centro Avanzado de Microbiología de Alimentos en el campus de la UPV.
Este centro se dedica a la investigación aplicada y a establecer relaciones con empresas del sector, especialmente en la Comunidad Valenciana. Sus áreas de enfoque incluyen la seguridad alimentaria y medioambiental, así como la prevención y control de riesgos asociados con alimentos y agua. El centro cuenta con investigadores de amplia experiencia en microbiología de agua y alimentos, seguridad alimentaria y ambiental, evaluación de riesgos y salud pública, la mayoría de los cuales se incorporaron durante la rectoría de Justo Nieto, gracias a su política de atracción de talento y fortalecimiento de sinergias entre la UPV y las instituciones científicas, industriales y gubernamentales de la región.
Durante el mandato de Justo Nieto también se organizó un equipo interdisciplinario en la UPV, integrado por profesores de conservación y restauración del patrimonio histórico-artístico de la Escuela de Bellas Artes, arquitectos y microbiólogos, para realizar los estudios previos a la restauración integral de la Real Basílica de la Virgen de los Desamparados de Valencia. Tras la finalización de estos estudios y la creación de la Fundación, se restauraron los 600 m² de pinturas murales realizadas por Palomino en 1701, con el equipo de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos supervisando el aspecto microbiológico hasta la conclusión de las obras en junio de 2003. Este proyecto inició una colaboración entre arte y ciencia, combinando la pintura y la microbiología.
Entre las distinciones obtenidas por investigadores de esta área destaca el Prof. Enrique Hernández Giménez (fallecido en 2021), quien fue Académico Numerario de la Real Academia de Medicina de la Comunitat Valenciana (RAMCV), ocupando uno de los pocos sillones reservados a profesionales afines a la medicina. Allí coincidió con otro eminente científico de la UPV, el Prof. Eduardo Primo Yúfera. Ambos contribuyeron al prestigio de esta institución casi bicentenaria.
En 2007, el catedrático microbiólogo Prof. Javier Hernández Haba también ingresó como Académico Numerario en la RAMCV. Además, fue fundador y secretario general de la Academia de Farmacia de la Comunitat Valenciana.

Enrique Hernández Jiménez en el laboratorio