colaboran Eustaquio Castellano, director del museo y Gabriel Songel
Jugando como siempre… Museo del Juguete de Valencia
“No voy a descubrir, porque es sabido y sentido, lo que han sido y representan los juguetes en la vida de los niños. Menos conocidos son, sin embargo, otros muchos aspectos simbólicos, creativos, socioeconómicos, culturales, de diseño industrial…, en el ámbito del juguete que, a su vez, pueden dar origen a un mundo de posibilidades y de actividades nuevas.
En el tiempo, en el espacio, en lo grande, en lo micro, en el material, en la forma, en la estética, en la función, …un Museo del Juguete, como el que la Universidad Politécnica de Valencia tiene el privilegio de poseer, puede ser un fecundo caldo de cultivo del que emanen ideas, formación, alimento del espíritu y del cuerpo… Un Museo obliga a un ejercicio de imaginación y generosidad para hacerle recorrer con nosotros como compañero de viaje, el camino del futuro, único método de beneficio mutuo. Nosotros tenemos este compromiso con el Museo de Juguete de la Universidad Politécnica de Valencia.”
Justo Nieto Nieto, rector
“Es para nosotros una gran satisfacción que este trabajo sobre el Museo del Juguete vea la luz e informe sobre las características del mismo. Si bien nos enternece al recordar piezas y objetos (juguetes) que alberga, que llenaron parte de nuestra infancia, también este museo evidencia una evolución técnica y creativa muy propia y a la vez muy fomentada en nuestra Comunidad Valenciana.
La Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Industrial de Valencia, “L’Escola Industrial”, cedió espacio y dentro de sus posibilidades medios, para que los frutos de la creatividad en este sector juguetero pudieran ser recopilados, catalogados, expuestos y promocionados para hacer historia de algo entrañable que resulta de la aplicación práctica de los conocimientos adquiridos en las titulaciones impartidas en el Centro y de la innovación que fomentamos.
Gracias al esfuerzo de Eustaquio Castellano que sigue siendo el alma de esta muestra de cultura de nuestra Escuela.
Esperamos que en un futuro próximo podamos contar con más espacio y poder dar más realce a este conjunto de bellas obras de arte, algunas de un valor incalculable, y no dudamos que esta publicación contribuye a ello.
Probablemente el juguete sirva en la teoría de la evolución para diferenciar otros primates del hombre y en este caso el Museo del Juguete contribuya a aumentar nuestra sensibilidad”.
Enrique Ballester Sarriás, director de la ETSID

Eustaquio Castellano y Javier Solana contemplando una de las vitrinas del museo.
Un museo tradicional con mucho futuro
El Museo del Juguete de Valencia, aunque no es un museo convencional, ya cuenta con 13 años de trayectoria y recoge gran parte de la tradicional industria juguetera de la Comunidad Valenciana. Su ubicación en la Universidad Politécnica de Valencia le otorga la condición de museo universitario, asegurándole un buen futuro.
De todos los museos del juguete que existen en España, el de la UPV es el único ubicado en una universidad, lo cual le añade valor didáctico y de investigación, además de su valor cultural. Estos aspectos facilitaron las conversaciones entre la Asociación de Amigos del Juguete y la UPV, una universidad en la que la innovación es parte de su actividad cotidiana. No se trata, por tanto, de un museo cualquiera.
En octubre de 1989, la revista Ágora, en su número quince, anunciaba la inauguración de la nueva sede de la E.U.I.T.I., donde la UPV albergó un primer ensayo del museo promovido por la Asociación de Amigos del Juguete de Valencia. Este museo inicial estaba compuesto por juguetes que constituían sus primeros fondos, aportados por miembros de la asociación y simpatizantes de la idea de que Valencia contara con un Museo del Juguete.
“Por los rincones de la nueva casa de la Escuela de Ingeniería Técnica Industrial (la entrañable E.U.I.T.I.), veréis el mundo secreto y silencioso de los juguetes antiguos…” Así comenzaba la crónica de Ágora.
Unos meses antes, el 19 de julio de ese mismo año, el entonces ministro de Cultura, D. Javier Solana, cortó la cinta simbólica que dio inicio a la andadura del futuro museo.
Inicialmente, una docena de vitrinas y un bajo de escalera acristalado contenían los primeros fondos, con más de seiscientos juguetes, nacionales y extranjeros, aunque predominaban los primeros. Entre ellos, se destacaba una importante representación de juguetes valencianos, de núcleos industriales como Alacuás, Aldaya, Denia, Ibi, Ondara, Onil y Valencia. Firmas de renombre internacional como RICO, PAYÁ, Sahuquillo, JYESA, GEYPER, FAMOSA, entre muchas otras, representaban a estos centros.

Enrique Ballester, Justo Nieto, Cipriano Císcar y Javier Solana en la inauguración del museo
Transcurridos 13 años desde su creación, es momento de hacer una nueva reseña.
Aunque no es el emplazamiento ideal que un museo debería tener, el espacio actual en la nueva Escuela, gracias al interés de su director, D. Enrique Ballester, ha mejorado notablemente. En la actualidad, el museo cuenta con sesenta vitrinas que albergan 1532 juguetes: 742 de los fondos iniciales, 220 adquiridos con fondos de la propia Universidad y 570 recibidos como donaciones de profesores, alumnos, visitantes y otras fuentes. Destaca la colaboración de la Dirección de FEJU, que cada año dona los juguetes galardonados con sus Aros de Oro.
Este crecimiento ha llevado a una “ocupación” de la Escuela. Un aula grande contiene la mayoría de los fondos y es el lugar principal para las explicaciones a las visitas. Un espacio más pequeño alberga la sección de maquetas de trenes, aviones y barcos, mientras que el resto de las vitrinas ocupa los pasillos de las plantas segunda y tercera y parte del vestíbulo.
En cuanto a actividades, el museo ofrece a sus visitantes una experiencia de nostalgia para los adultos y de instrucción para los más jóvenes, quienes pueden conocer cómo era la infancia lúdica de sus mayores y observar la influencia de distintos materiales y técnicas en los juguetes.
Las visitas son numerosas, tanto de colegios y asociaciones como de particulares. Podrían serlo aún más si mejoráramos la ubicación de las vitrinas y contáramos con personal permanente para atender a los visitantes.
En la trastienda del museo se desarrollan actividades importantes y menos visibles. En estos años, se han realizado restauraciones mediante becas para alumnos de Bellas Artes. Además, el Departamento de Ingeniería de Sistemas, Computadoras y Automática ha realizado trabajos utilizando la primera maqueta de tren del museo, instalando un autómata y desarrollando otros proyectos de fin de carrera. El museo también atiende a estudiantes que solicitan información y documentación para sus estudios.
No puede haber mejor material didáctico ni campo tan abierto para la investigación de los fundamentos industriales de este sector. El revival de juguetes de hace treinta o más años está siendo un éxito en el mercado, demostrando que la innovación también se logra mediante el conocimiento y la adaptación de la tradición.
Entre las tareas pendientes, destaca la vinculación del archivo del museo con el archivo informatizado del Archivo Histórico de la Comunidad Valenciana, ubicado en el Centro de Documentación de Diseño José Martínez Peris, así como la continuación del archivo con la Base de Datos de Productos para el Ocio del Grupo de Investigación del Diseño, lo que ofrecería una panorámica histórica e industrial del sector juguetero desde sus orígenes hasta su situación en los mercados actuales.
Una actividad interesante ha comenzado mediante un convenio de prácticas con la empresa Actio (Actividades Educativas). Se ha diseñado una exposición itinerante con piezas representativas de la colección del museo, conformada por catorce vitrinas que recrean la historia del juguete en sus diferentes tipologías, materiales y soportes. Esta iniciativa busca llevar a más niños los valores lúdicos, históricos, sociales, culturales y tecnológicos que los juguetes transmiten, convirtiendo a la cultura y la tecnología en un servicio educativo.
El museo representa la tradición valorada en el futuro, y también una tradición cultivada para generar más futuros.
Juguetes para la eternidad
La presencia de juguetes primitivos en cualquier museo etnológico refleja una cultura avanzada y civilizada, con una calidad de vida ya alcanzada.
Contar con un museo del juguete en la Universidad nos brinda una nueva dimensión de universidad abierta en el tiempo, proyectada tanto hacia el pasado como hacia el futuro, con vocación de innovación en la que conviven técnica y cultura.
No es sorprendente que la Universidad Politécnica de Valencia, siendo la única universidad técnica española que incluye Bellas Artes en su campus, sostenga la convicción de que no hay industria sin cultura industrial.
Aún más comprensible es que la carrera de Diseño Industrial se vincule con esta colección. Hablar de juguetes es hablar de la historia de la tecnología, del impacto social, de las industrias locales, de la evolución de materiales, de mercados, de usuarios, de recuerdos de nuestro pasado y de proyecciones hacia nuestros sucesores.
Estamos en un proceso de cambio de método de enseñanza, orientado hacia el aprendizaje y la participación activa del alumno. El Museo del Juguete, como cualquier otro museo universitario, ofrece una oportunidad extraordinaria para fomentar esta participación.
Visitar un museo debe ser una experiencia viva. Recordemos aquellos museos antiguos que parecían almacenes de piezas de arte; uno juraría no regresar. Desde entonces, han fascinado los museos de la Ciencia de Londres, donde, desde hace más de treinta años, se puede tocar y experimentar con todo; las exposiciones monográficas sobre celtas o fenicios del Palazzo Grassi; los museos tematizados japoneses; los tecnológicos de grandes marcas, como el de Sony en Nueva York. También se agradecen las guías breves de los grandes museos, que permiten visitas cortas pero intensas. Sin embargo, lo que más sorprende es la conversión de museos en negocios mediante tiendas y librerías, como el Victoria & Albert en Londres, La Villette en París o la tienda de diseño del MoMA en Nueva York.
El Museo del Juguete del futuro podría convertirse en un centro de ocio, donde lo importante no sean solo los objetos expuestos, sino la experiencia de disfrutar; los juguetes serán el medio, no el fin. Un museo donde los objetos no se presenten necesariamente en orden cronológico, sino por temas, contextualizados con imágenes o músicas de cada época. Un museo que llegue a los hogares, colegios, asociaciones de vecinos o de jubilados, y que esa visita a domicilio sea la invitación para acudir al museo, tocar las piezas y jugar con ellas. Un espacio que fomente un club de usuarios, que organice partidas de juegos de mesa, talleres didácticos, demostraciones de nuevos juguetes, talleres de restauración… En definitiva, que permita experimentar todo lo que el mundo del juguete supone.
Vincular la docencia y la investigación a un museo es garantizar su futuro. Educar al más alto nivel en la cultura del juego, siendo consecuentes con el entorno socio-cultural, industrial, medioambiental y, especialmente, en la calidad humana, es garantizar nuestro propio futuro.

Eustaquio Castellano y Enrique Ballester